Comienza guardando silencio interior y exteriormente.
Busca un momento en que tu alma se sienta en paz o
serena tu alma antes de comenzar.
Trata de ponerte en Presencia del Señor.
Pide ayuda a Nuestra Señora para que te
aproveche el rato de oración.
Encomiéndate a tu Ángel Custodio para
que lleve ante Dios tu espíritu.
No es necesario utilizar ninguna fórmula para
entrar en oración, solamente desear comunicarte con el
Señor.
Si sientes la necesidad, puedes rezar alguna
jaculatoria de corazón para iniciar el diálogo con
Nuestro Señor.
No importa que no sientas sensiblemente emociones,
la voluntad de orar es suficiente para Dios.
Para la oración de contemplación no es
preciso dialogar con Dios, el espíritu contempla y Dios habla.
Escúchale.
Para la adoración, el silencio es
imprescindible, aunque hay oraciones muy inspiradas que te
ayudarán a expresar al Todopoderoso cuánto le admiras, le
amas, le adoras. En cualquier caso, adorar es amar espiritualmente a
Dios.
Para el diálogo, habla sencillamente al
Señor, con confianza, como al Amigo que te comprende mejor que
nadie; como al Padre que te proteje y te ama; como al Creador que te da
cuantos dones necesites y a quien agradeces, suplicas o compartes tu
vida.
Te recomiendo apagues las luces cuando entres en las
páginas que te presento en esta web, para verlas mejor,
sobretodo las presentaciones en Power Point.